B2.2
Cartografías
El diseño y la composición de mapas es uno de los procesos más importantes por su potencial contribución a la orientación; decidir qué y cómo se muestra en ellos, o qué información de la realidad se debe excluir para que se entiendan mejor, puede resultar en una tarea delicada a la que se le debe prestar especial atención.
Los mapas son quizás los elementos más ligados al proceso cognitivo descrito por Kevin Lynch de generar imágenes mentales del entorno recurriendo a la abstracción y la memoria. En este sentido, limitar el uso de colores y convenciones en los mapas puede ayudar a entenderlos y memorizarlos. En este caso caben las preguntas: ¿qué código de color facilita la memorización, cuántos colores lo pueden componer? Para estos efectos es recomendable usar máximo 5 colores, no más de los que que una persona sea capaz de recordar, y así mismo excluir todo detalle de la realidad que no resulte útil a la orientación, para que estas representaciones cumplan eficientemente con su función.
Ubicar los mapas según el punto de vista del usuario ayuda a relacionar el entorno observado con su representación. Usar el principio de “cabeza-arriba” en el que la parte superior del mapa representa lo que está frente al usuario facilita su comprensión. La correcta representación de hitos también ayudará a la referenciación del usuario con su entorno.